Sin embargo, la vista desde el lado canadiense se considera la más bella, especialmente de noche cuando las cataratas se iluminan con luces artificiales. Varios senderos conducen a las plataformas de observación, siempre llenas de visitantes. Hay también dos torres, siempre en el lado canadiense, la más alta es la Torre Skylon, desde la que se puede admirar la caída de las aguas del río Niágara por un lado y una panorámica de la ciudad de Toronto por el otro. Quien no tenga miedo de mojarse y esté dispuesto a soportar el estruendo de los miles de litros cúbicos por segundo que caen continuamente.
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